Mujeres y hombres

Logos fundación e ISTAS

La actividad preventiva se basa en datos, pero la inercia muchas veces hace que se "vean" más los riesgos que afectan a los hombres que a las mujeres. Es necesario corregir el enfoque y examinar separadamente el trabajo de las mujeres y las condiciones en que lo realizan. En esto básicamente consiste el análisis de género: preguntarse por los riesgos diferenciales a la hora de evaluar los riesgos.

 

Salud de las mujeres y mercado de trabajo 

Seis de cada 10 mujeres trabajan en el sector servicios, en ocupaciones que prolongan las tareas tradicionalmente asignadas al género femenino: enfermeras, maestras, limpiadoras, administrativas, cajeras, vendedoras, trabajadoras sociales. Si examinamos sectores específicos, podemos ver que en el sector de ventas y servicios predominan los problemas psicosociales. Dos tercios de los empleados de este sector son mujeres.

En el sector industrial, donde trabajan 2 de cada 10 mujeres, la mayoría ocupa puestos de trabajo de baja o nula cualificación, en cadenas de montaje de industrias manufactureras donde el trabajo es monótono y repetitivo. La carga física en estas ocupaciones no es tan evidente como en las desempeñadas por hombres: se producen menos sobreesfuerzos por manipulación de cargas, pero en cambio las posturas mantenidas durante largos periodos y el trabajo repetitivo provocan alteraciones músculo-esqueléticas de difícil diagnóstico.

La situación de precariedad de las mujeres en el mercado laboral con mayores tasas de temporalidad y contratación a tiempo parcial que los hombres, las prácticas sociales sexistas que dan lugar a situaciones de acoso sexual, discriminación en las promociones y en la remuneración, así como la doble presencia en el ámbito familiar y laboral, no hacen más que acentuar estos daños a la salud provocando un lento y acusado desgaste que es obviado en todas las prácticas preventivas.

Los horarios de trabajo y la duración de la jornada de trabajo afectan de manera diferente a hombres y mujeres, ya que suelen ser estas las que realizan la mayor parte del trabajo doméstico y de cuidado de familiares ('doble presencia').

A pesar de la igualdad formal que la amplia legislación de estas últimas décadas ha generado, no podemos hablar de igualdad real.

Son muchas las empresas en las que continúan inclinándose por los hombres tanto en los procesos de selección como en los de promoción; las mujeres perciben salarios sensiblemente inferiores a los de los hombres por realizar trabajos de igual valor; el índice de temporalidad sigue siendo mayor entre las mujeres y sigue siendo real que no se renuevan contratos a mujeres embarazadas.

Por ello, desde la acción sindical se debe establecer una estrategia coherente e integrada en el conjunto de reivindicaciones, que incorpore la realidad de las mujeres y favorezca la necesaria equiparación en derechos.

Síntesis de la evidencia científica relativa a los riesgos laborales en trabajadoras embarazadas (periodo 2000-2010)

Incorporar el análisis de género en la Evaluación de Riesgos

Riesgos para la reproducción

 

Mujeres: Condiciones de trabajo y riesgos específicos

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